01.07.2021 Kleine Zeitung & Kronenzeitung
26.08.2019 EL PAÍS (Spanish)
El domingo, en cambio, en un pequeño teatro apartado del centro de Utrecht, asistimos al milagro de una representación literalmente perfecta de Livietta e Tracollo, otro intermedio cómico de Pergolesi. Su artífice es el argentino afincado en Barcelona Adrian Schvarzstein. Si hace dos años nos hizo sufrir al convertirnos durante unas horas en refugiados en angustiosa y permanente huida por las callejuelas y los sótanos de Utrecht, ahora nos ha hecho literalmente llorar de risa con las infinitas ocurrencias de este Il ciarlatano, que es como se ha renombrado la obra de Pergolesi. El montaje lo tiene todo: un ritmo endiablado, una comicidad hilarante, una perfecta dirección de actores, una sencillez que sirve para reforzar aún más su eficacia, una burla de las rígidas convenciones del mundo de la ópera (aquí concentradas en Adriano in Siria, la ópera seria junto con la que se estrenó en el Teatro San Bartolomeo de Nápoles en 1734), una sabia interacción con los espectadores, un colorido inequívocamente meridional, un descaro típicamente napolitano.
Con un atrezo mínimo, dos cantantes, ocho instrumentistas y él mismo como permanente factótum y correveidile, Schvarzstein, curtido en el teatro callejero, idea un espectáculo fresco que transmite con libérrima fidelidad el espíritu original de estos intermedios cómicos: diversión abundante como contraste de las tremendas tragedias de la ópera seria circundante. Técnicamente, puede tocarse mejor de como lo hizo, pero nadie debió de reparar en ello dado su grado de implicación y su contribución decisiva al éxito global, ya que la dirección musical de Michael Hell desde el clave fue otro dechado de creatividad. También puede cantarse mejor de como lo hicieron Julia von Landsberg y Dietrich Henschel (un liederista y operista de largo y muy prestigioso recorrido), pero ambos fueron una Livietta y un Tracollo tan irresistiblemente cómicos y convincentes que también aquí resulta mejor olvidarse de la perfección. Tantas risas no deben ocultar la sutileza musical de muchos gags, encabezados por la exhibición danzada de diábolo del acróbata Didac Cano, perfectamente sincronizada con cada una de las variaciones de la Sonata “La Follia” de Vivaldi durante el intermedio entre los dos actos. Para quien crea que la ópera es un espectáculo irremediablemente caro, aquí tiene un ejemplo de todo lo contrario: presupuesto mínimo, pero talento desmedido.
Con un atrezo mínimo, dos cantantes, ocho instrumentistas y él mismo como permanente factótum y correveidile, Schvarzstein, curtido en el teatro callejero, idea un espectáculo fresco que transmite con libérrima fidelidad el espíritu original de estos intermedios cómicos: diversión abundante como contraste de las tremendas tragedias de la ópera seria circundante. Técnicamente, puede tocarse mejor de como lo hizo, pero nadie debió de reparar en ello dado su grado de implicación y su contribución decisiva al éxito global, ya que la dirección musical de Michael Hell desde el clave fue otro dechado de creatividad. También puede cantarse mejor de como lo hicieron Julia von Landsberg y Dietrich Henschel (un liederista y operista de largo y muy prestigioso recorrido), pero ambos fueron una Livietta y un Tracollo tan irresistiblemente cómicos y convincentes que también aquí resulta mejor olvidarse de la perfección. Tantas risas no deben ocultar la sutileza musical de muchos gags, encabezados por la exhibición danzada de diábolo del acróbata Didac Cano, perfectamente sincronizada con cada una de las variaciones de la Sonata “La Follia” de Vivaldi durante el intermedio entre los dos actos. Para quien crea que la ópera es un espectáculo irremediablemente caro, aquí tiene un ejemplo de todo lo contrario: presupuesto mínimo, pero talento desmedido.
23.08.2019 operaclick online (Italian)
Qui siamo accolti da un bicchierino di limoncello e da una compagnia di giro in Ape Car. Siamo un po’ sgomenti, risultano provenire dall’Austria. In un’atmosfera da Sorrento anni Cinquanta con gioco delle carte, catini di zinco, venditrici di erbe e venditori abusivi di orologi ci vengono anticipati alcuni momenti dell’opera Il Ciarlatano (musiche di Pergolesi) messo in scena da questo abborracciato Teatro della Baldracca. A un duetto tra Tracollo (Dietrich Henschel) e Livietta (Julla von Landsberg) fa seguito la più spettacolare e inconcepibile cover della Follia di Spagna per ensemble barocco e giocoliere al diabolo (Didac Cano). Il diabolo è quella specie di clessidra con cui i circensi cinesi, che l’hanno inventato, fanno qualsiasi evoluzione usando una corda manovrata da due bacchette di legno. Didac Cano ha seguito perfettamente a ritmo la sua Follia, con gag veramente esilaranti. Mi ero seduta con poche speranze (austriaci a Napoli?), ne sono uscita veramente divertita assieme al pubblico, entusiasta, tutti convinti ad andare a vedere l’intera opera che girerà per le strade di Utrecht.
26.08.2019 NRC Netherlands (Dutch)
Festival Oude Muziek Utrecht 2019: A pop-up opera stage
Het contrast met een andere korte en komische Pergolesi-opera, Il Ciarlatano door regisseur Adrian Schvarzstein was maximaal. Schvarzstein en de ensemble presenteren – komend weekend nog meermaals te zien – een mix van prachtmuziek en commedia dell’arte-achtig theater vanuit een Piaggio Ape-brommobiel. Dicht op de huid van het publiek spelen de zangers hun vele rollen na heerlijk knullige verkleedpartijen, een acrobaat epateert met zijn rollende spieren en olympische diabolokunsten en je moet ook nog oppassen voor je tas, want de ciarlatano heeft watervlugge handjes. In de „pauze” kun je trouwens ook terecht voor een Chinese Rolex of een rotte citroen. Eén „eurino” maar!
Is dat geestig? Ja. In humor is timing en finesse alles, en hier versterken alle schakeltjes tussen hoge en ‘lage’ kunst elkaar voortdurend op sublieme wijze. Dietrich Henschel maakt met zijn mooie bariton en dito karakaterkop de verliefde boef Tracollo in alle facetten geloofwaardig, de ensemble speelt Pergolesi geëngageerd en intussen word je alweer afgeleid door de proleterige strapatsen van Schvarzstein als de zelfbenoemde theaterdirecteur.
Het contrast met een andere korte en komische Pergolesi-opera, Il Ciarlatano door regisseur Adrian Schvarzstein was maximaal. Schvarzstein en de ensemble presenteren – komend weekend nog meermaals te zien – een mix van prachtmuziek en commedia dell’arte-achtig theater vanuit een Piaggio Ape-brommobiel. Dicht op de huid van het publiek spelen de zangers hun vele rollen na heerlijk knullige verkleedpartijen, een acrobaat epateert met zijn rollende spieren en olympische diabolokunsten en je moet ook nog oppassen voor je tas, want de ciarlatano heeft watervlugge handjes. In de „pauze” kun je trouwens ook terecht voor een Chinese Rolex of een rotte citroen. Eén „eurino” maar!
Is dat geestig? Ja. In humor is timing en finesse alles, en hier versterken alle schakeltjes tussen hoge en ‘lage’ kunst elkaar voortdurend op sublieme wijze. Dietrich Henschel maakt met zijn mooie bariton en dito karakaterkop de verliefde boef Tracollo in alle facetten geloofwaardig, de ensemble speelt Pergolesi geëngageerd en intussen word je alweer afgeleid door de proleterige strapatsen van Schvarzstein als de zelfbenoemde theaterdirecteur.
The responsible anarchy of Adrian Schvarzstein
by Jūratė Širvytė-Rukštelė, in Lithuanian Journal on culture
Kultūros žurnalą „Literatūra ir menas“, Vilnius, 2019/16
by Jūratė Širvytė-Rukštelė, in Lithuanian Journal on culture
Kultūros žurnalą „Literatūra ir menas“, Vilnius, 2019/16